La educación en América Latina y el Caribe ha sido afectada estos últimos años por diferentes eventos como la COVID-19, la inestabilidad social, económica y política de los países en la región. Según el informe regional de monitoreo del ODS 4- 2030, realizado por la CEPAL (2022), casi 170 millones de niñas, niños y adolescentes fueron afectados por la suspensión de la educación presencial el 2020 y 2021. En el 2019, cerca de 10,4 millones se encontraban excluidos de la educación formal y esto se agravó mucho más durante y después de la pandemia. La población educativa más afectada es la que se encuentra en situación de pobreza, de zona rural y población indígena, apenas 5 de cada 10 estudiantes de estos grupos pueden culminar la educación secundaria. Los aprendizajes antes de la pandemia ya eran críticos, en la evaluación ERCE1 – 2019 realizada por UNESCO, apenas 5 de cada 10 estudiantes del tercer grado de primaria tienen la competencia básica para leer y para realizar operaciones matemáticas básicas, esto se agrava para el 6to grado de primaria ya que solo 3 de cada 10 estudiantes tiene competencias básicas para leer y 2 de cada 10 para las matemáticas.
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Las brechas estructurales, económicas y sociales agudizadas por la COVID-19 han generado un escenario complicado en los sistemas educativos de la región mirando el presente y el futuro inmediato, considerando además que no solo los estudiantes han sido afectados, también los docentes y las familias, que incluye sobre todo la dimensión socioemocional y la salud mental en donde las poblaciones más vulnerables siguen siendo los más afectados.
Desde una mirada esperanzadora, las soluciones ante esta crisis de la educación en la región son a la vez estructurales y sistémicas. Estructurales, en cuanto se avance en la implementación de políticas educativas más inclusivas y mirando las diversidades culturales existentes en nuestros países. El monitoreo y la incidencia para hacer posible estas políticas es también responsabilidad de la sociedad civil, solicitando el presupuesto adecuado por parte de los estados para la implementación de las políticas que mejoren la educación en nuestros países.
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Las soluciones sistémicas, pasan por tener la perspectiva de una comunidad educadora, teniendo como centro al sujeto que aprende, es decir a las niñas, niños y adolescentes. No solo la escuela es responsable de la educación, también la familia como parte de este proceso formativo, en donde el acompañamiento y el ofrecer un entorno seguro y de amor son fundamentales para el aprendizaje de sus hijos e hijas. En la escuela, en el proceso de enseñanza – aprendizaje, el rol del docente emocionalmente estable, pedagógicamente preparado y acompañado es clave para generar escuelas seguras, democráticas y con condiciones para todos los aprendizajes. Desde World Vision LCRO, se han tenido experiencias en este proceso desde el inicio de la pandemia, acompañando a docentes desde el paradigma de la ternura para contenerlos emocionalmente y promoviendo una mirada más humanizante de la educación desde el principio de la dignidad de las niñas, niños y adolescentes en su condición de sujetos de derechos.
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Por otro lado, es importante priorizar algunas competencias para la recuperación de los aprendizajes afectados por la crisis en la educación. Así, la lectura es un aprendizaje que habilita otros aprendizajes, por ello el 2022, World Vision Bolivia, Ecuador, Perú y República Dominicana empezaron con una experiencia piloto para formar y acompañar a docentes de educación primaria en asocio con la prestigiosa Universidad Tecnológica de Monterrey – México. Se formó a más de 300 docentes en el diplomado internacional para el desarrollo de la competencia integral, en donde los contenidos de este diplomado incluyeron el modelo Unlock Literacy para que los docentes formados puedan incorporar en sus sesiones pedagógicas el trabajo de las competencias básicas para leer en entornos ricos para la lectura ya sea en la escuela, la comunidad o el hogar con textos variados de acuerdo a la edad, contexto cultural y lingüístico. Para el 2023, se espera escalar esta experiencia a 1500 docentes de la región para beneficiar a la vez a miles de estudiantes del nivel primario, sobre todo de las zonas más vulnerables donde está presente World Vision.
La educación es uno de los derechos fundamentales para lograr el bienestar de la niñez, nuestra propuesta como organización es promover la transformación para una vida plena en donde existan condiciones para una educación integral y humanizadora en la familia, comunidad y la escuela. Nuestra oración y acción es para hacerlo posible.
1ERCE-2019, es el cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo aplicado en América Latina y el Caribe para medir el aprendizaje de estudiantes en las diferentes áreas de aprendizaje.