Al igual que miles de niñas, niños y adolescentes de las zonas más vulnerables del Perú, Corali tuvo que seguir sus clases de manera remota en el 2020, por la pandemia del Covid 19, pero a través de la única radio que tenía en su hogar por la falta de conectividad, oportunidades y la baja economía familiar.
Pero esto no la detiene, a sus 9 años Corali está feliz de volver a clases, y aunque por segundo año consecutivo siguen siendo remotas, esta vez está mejor preparada para estudiar de manera virtual y con la mejor actitud. Y es que semanas antes del inicio del año escolar 2021, Corali fue una de las niñas beneficiadas por World Vision Perú para recibir una tablet con acceso a Internet y pueda continuar sus clases en mejores condiciones.
“Me va bien en las clases, ya aprendí a usar la tablet. Mi hermano André me enseñó a usarla, él aprendió en su colegio. La profesora Deysi nos manda videos y textos para hacer las tareas en la casa. Estoy feliz porque me ayuda a seguir mis clases virtuales”, dice desde su hogar en Ayacucho.
Esta iniciativa de World Vision busca apoyar a que mejore la calidad educativa en las familias más necesitadas; pues en tiempos de pandemia la conectividad y acceso a recursos tecnológicos se hace imprescindible para todos los estudiantes sin excepción. La donación de las tablets se ha convertido en una gran ayuda no solo para los niños o niñas que lo reciben, sino para todas sus familias, que ahora pueden complementar los estudios de los escolares con actividades virtuales a las que nunca pensaron acceder.
Quiere volver a clases presenciales
A pesar que aún se está adaptando a la educación remota, la estudiante de cuarto grado de primaria extraña a sus compañeros de clases. Espera volver pronto a su colegio de manera presencial. Todo dependerá de la decisión del Ministerio de Educación, que evaluará esta posibilidad en abril, según las condiciones de la pandemia.
“Extraño a mis amigos. Hace más de un año que no los veo. Quiero estar con ellos en el salón de clases. Mi profesora Deysi nos enseña todos los cursos. Extraño jugar en el patio del colegio”, recalca Corali.
Asimismo, comenta que vive con su hermano André y con su mamá Agustina. Corali es beneficiaria de World Vision Perú desde que tenía un año de edad y está agradecida por el apoyo que recibe cada año. “Quiero agradecerle por su apoyo. Que Dios lo bendiga”, precisa Corali tras indicar que cuando sea grande le gustaría estudiar para ser abogada.