“Mis hijos estudian gracias al apoyo de World Vision”

World Vision Perú
Oct 14, 2022 7:00:14 PM

La venezolana Jairin (30) vive en la región Tumbes desde que llegó al Perú, en 2020. Las paredes de la casa, donde vive con sus cinco hijos (tres niñas y dos niños), son de caña y el techo es de calamina. La joven madre confiesa que les tomó tres años reencontrarse con su familia.

Por la crisis económica y social de su país, decidió emprender el viaje estando embarazada y con cuatro hijos. La travesía se inició en el interior de Venezuela y el dinero solo les alcanzó para llegar hasta la frontera con Colombia. Hicieron algunos tramos en bus y otros a pie.

Sus padres, que ya estaban en Tumbes, tuvieron que hacer una pollada para enviarle dinero. Así, pudo llegar con sus pequeños hasta Ecuador, donde nació su último hijo. Por temas de salud y falta de dinero, se quedó  tres años en ese país. Vendió gelatina y con el apoyo de su hermano y otras personas solidarias pudieron subsistir durante ese tiempo.

Jairin y sus hijos retomaron el viaje al Perú, en enero del año pasado, gracias al dinero que reunieron sus padres y su hermano. “Yo venía con las defensas bajas, prácticamente llegué en los brazos de mi hermano, sino fuera por él no habría podido cruzar la frontera. Venía con cinco niños y solo mi hija mayor y yo teníamos pasaportes”, recuerda.

Luego de tres años, la madre venezolana y sus pequeños hijos pudieron reencontrarse con su familia. El inicio de la pandemia del Covid-19, amenazó con borrarles las sonrisas de sus rostros, pues no había empleo por la cuarentena y tenían muchas necesidades en casa.

“Mi papá comienza a hablarme de World Vision, pero no quería saber nada de organizaciones porque antes había tocado muchas puertas en Ecuador y no se abrieron. Estaba cansada de repetir el testimonio de mamá soltera con cinco niños, pero mis padres me inscribieron. En octubre del 2020, me llamaron para darme la tarjeta mágica”, comenta.

Jairin no podía creer que era una de las beneficiarias del proyecto BHA Reduciendo la vulnerabilidad de venezolanos en el Perú a través de dinero en efectivo y alimentos, que financia USAID Saves Lives. Con este apoyo económico, pudo comprarles alimentos a sus hijos.

“Con el primer retiro fui a comprar un quintal de arroz, mis harinas y mis granos. Me abastecí de comida y luego llevé a mis niños a la calle para que experimentaran lo que era comerse un pollo. Ellos estaban alegres y conocieron la Plaza de Armas de Tumbes. Se me salieron las lágrimas de verlos contentos porque en Ecuador nunca salieron de la casa”, precisa.

Con los otros dos depósitos, compró alimentos y mejoró la casa donde vivían. Le puso cemento al piso de tierra y compró triplay para hacer divisiones a la única habitación que tenían. “Les compré colchonetas a los niños para que duerman porque solo teníamos cubrecamas”,  añade.

Pero no fue la única ayuda que recibió. Este año, World Vision Perú también le confirmó que era beneficiaria del bono Covid. “Cobré y fui a hacer el mercado porque solo tenía plátanos verdes y arroz. Les pude hacer arroz con pollito a mis hijos y compré materiales para hacer arepas y venderlas porque no tenía trabajo”, resalta.

Además, la ayudaron a inscribir a sus hijos porque no tienen documentos para que sean matriculados en escuelas de la región. Las niñas y los niños recibieron acompañamiento pedagógico, útiles escolares, mesas y sillas para retomar sus estudios desde junio pasado.

“Estoy agradecida con Dios por haberme puesto en su camino. No creía que me iban a ayudar. Ustedes llegaron y me extendieron la mano y me cambiaron la vida. Mis hijos estudian gracias al apoyo de World Vision. Han impactado en mi vida”, destaca.

A pesar de todo lo que les tocó vivir hasta ahora fuera de su país, Jairin está contenta porque sus hijos están estudiando y ella desde el mes pasado trabaja limpiando y lavando en un hotel. Está feliz porque tienen una nueva vida y la posibilidad de soñar con un mejor futuro.