Hoy en el Día Internacional de la Educación debemos reflexionar sobre la importancia del retorno a las clases presenciales para garantizar la mejora de la calidad educativa de todos los escolares. La pandemia del Covid-19 obligó a más de ocho millones de alumnos a migrar a la educación remota en 2020, lo que evidenció y agudizó las brechas tecnológicas y de pedagogía existentes, provocando un preocupante retroceso en los aprendizajes.
A pesar de que los maestros de colegios rurales y urbanos del país se esforzaron para no detener las clases con sus alumnos, ya sea por celular, tablet, computadora, radio o televisión, esto fue insuficiente para mejorar o mantener la calidad de los aprendizajes.
Según el Banco Mundial, el porcentaje de niños y niñas que no pueden leer un texto simple aumentó del 53% al 70% por los cierres de las escuelas en todo el mundo. En el Perú, 750 mil escolares no estudiaron o estuvieron en riesgo de hacerlo, hecho que afectó especialmente a los escolares que se encontraban en años determinantes para su formación como los primeros de primaria y últimos de secundaria.
“La educación remota ha sido importante para los alumnos que tenían acceso y conectividad y han desarrollado otras capacidades interesantes como la autonomía, pero el problema es con aquellos que han estudiado por otros medios como llamadas telefónicas, televisión o radio. Han presentado serios problemas de aprendizaje”, dice Daniel Yépez, coordinador de educación de la ONG internacional World Vision Perú.
Los niños de segundo y tercer grado de primaria no desarrollaron competencias lectoras, mientras que los de sexto no han adquirido los conocimientos de su nivel. Lo mismo sucede con los de cuarto y quinto de secundaria. Están obligados a reforzar sus conocimientos para continuar con sus estudios escolares o superiores. Se estima que solo 240 mil estudiantes tuvieron clases semipresenciales en 2021.
Pero no es el único problema que tuvieron los escolares. Según estudios de Unicef y el Ministerio de Salud, la pandemia ha afectado su salud mental. De cada 10 niños y adolescentes, tres tienen problemas psicológicos.
Por todo ello, es que como parte de las organizaciones protectoras de la niñez, World Vision Perú apoya el retorno a clases presenciales, pues permitirá que los niños y adolescentes recuperen la calidad educativa. Es decir, que tengan acceso a la educación con instalaciones y recursos adecuados, maestros debidamente capacitados de acuerdo a las necesidades de los estudiantes. Así, desarrollarán competencias para la vida.
Para ello, se requiere priorizar una serie de estrategias complementarias a las de la bioseguridad. Por ejemplo, los maestros además de impartir sus clases, deberán estar preparados para brindar soporte emocional a los escolares que han sufrido pérdidas familiares, estrés o ansiedad por el confinamiento.
Por otro lado, la educación presencial no debe reducir el uso de la tecnología, sino incorporarla cada vez más para mejorar los aprendizajes en un contexto cada vez más competitivo.
Entre otras medidas clave será llegar a que el 100% de los maestros cuenten con las dos dosis de la vacuna y que los niños, niñas y adolescentes también; solo así tendremos un retorno seguro a clases que les devolverá la calidad educativa que tanto merecen.
Datos
-World Vision Perú capacitó a más de 46 mil niños, niñas y adolescentes en comprensión lectora, cierre de brechas digitales, prevención de la violencia contra la niñez, crianza con ternura, entre otros.
-Más de cinco mil 400 niños, niñas y adolescentes de zonas vulnerables del país accedieron a la educación remota gracias a la entrega de 2,887 tablets con conexión a Internet.
-Más de 52 mil kits educativos se entregaron a niños, niñas y adolescentes de inicial, primaria, secundaria de diversas regiones del país.
-Más de tres mil 300 profesores fueron capacitados en pedagogía de la comunicación, programa formativo de promoción de la competencia emprendedora, habilidades socioemocionales, prevención de violencia sexual, soporte emocional desde el paradigma de la crianza con ternura, uso de tecnologías para el proceso de aprendizaje, entre otros.