Alexander, migrante venezolano de 38 años, junto con su hijo menor Cristobal, nos dan la bienvenida en la puerta de su casa. Al ingresar, encontramos su esposa Adriana y a su hijo mayor Rodrigo.
Su decisión principal para venir al Perú fue el segundo embarazo de Adriana, pues la situación del sector salud en Venezuela estaba muy complicada al punto de no contar con los materiales necesarios de bioseguridad en los hospitales y clínicas.
“Allá dejamos la vida entera. Nacimos allá, crecimos allá, nos graduamos juntos, trabajamos e hicimos nuestra casa”, comentan. Sin embargo, la idea de tener un nuevo comienzo los ilusionaba mucho. Llegaron al Perú con mucha fe.
Los primeros días fueron buenos, sintieron que todas las puertas cerradas que encontraron en Venezuela, aquí se les abrían. Alexander encontró trabajo al segundo día de su llegada, mientras Adriana esperaba ilusionada dar a luz en la maternidad de Lima.
Sin embargo, horas antes de que su hijo menor naciera llegaron los problemas. Tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia a Adriana, pues la vida de ambos corría peligro.
Al pasar los días, el pequeño empezó con complicaciones y le diagnosticaron meningitis, y posteriormente Tubulopatía. Esto complicó la situación económica de la familia por las deudas por los numerosos estudios y medicamentos que debían comprar.
Afortunadamente, Alexander y su familia recibieron una gran noticia. World Vision, gracias al apoyo del Programa Europeo Regional de Migración y Refugio Iniciativa Especial SI Frontera financiado por la Unión Europea y la Cooperación Alemana BMZ, implementado por la GIZ en Perú, los seleccionaron como beneficiarios del proyecto “Reduciendo la vulnerabilidad de migrantes y refugiados venezolanos para satisfacer necesidades básicas e inmediatas incluyendo alojamiento y alimentación, cumpliendo con los protocolos de bioseguridad ante la covid-19”. Un proyecto que busca mejorar la calidad de vida de familias migrantes venezolanas, además de brindar información para identificar y saber cuándo denunciar delitos como la violencia, trata y explotación de personas.
“Nos dio un respiro. No me alcanzan las palabras para dar las gracias”, nos dice Adriana pues gracias a la ayuda del proyecto pudo costear todos los gastos para el tratamiento de su pequeño.
Gran parte de lo recibido lo destinado para cuidar el bienestar de sus hijos: estudios y medicamentos de Cristóbal; y gastos médicos para Alexander y Rodrigo.
“Estaba estresada porque no sabía en cuánto tiempo iba a reunir el dinero para los exámenes y el cuidado de mis hijos. Casi buscamos un prestamista, pero teníamos miedo”, agregan.
Además de estar muy agradecidos por el alivio de los gastos, Adriana recalca la importancia de las charlas y material informativo que recibieron durante el proyecto. “Me parece excelente lo que vienen haciendo por las familias migrantes como nosotros, porque justo en estos momentos se están dando muchas situaciones difíciles para nosotros los venezolanos”, dice ella.
“Así como a nosotros nos dio un respiro, ojalá otras personas también puedan ser apoyadas”, finaliza Adriana. Recordando todo lo que ha significado el proyecto para ella y su familia.
World Vision en alianza con la Cooperación Alemana y la Unión Europea, busca reducir la vulnerabilidad de migrantes venezolanos para mejor su calidad de vida y aliviar la carga económica que vienen acarreando durante la crisis sanitaria. Así como Adriana y su familia, otros 213 migrantes han recibido este apoyo.