En tiempos de Covid-19, aprender y sobrellevar el ritmo de las clases virtuales se ha convertido en uno de los mayores desafíos para todas las madres, padres y cuidadoras que tienen hijas e hijos en edad escolar.
La pandemia retó no solo a los niños a aprender a través de una pantalla, sino que obligó a los adultos responsables de ellos a acostumbrarse a enviar las evidencias y supervisar que cumplan con las tareas encomendadas.
Pero si vemos la realidad de otras partes del país, este problema podría incluso considerarse un privilegio en comparación a las miles de niñas, niños y adolescentes de la zonas rurales del país que hace más de siete meses se han visto privados de su derecho a la educación por vivir en lugares remotos donde ni la luz, ni la señal de radio o TV, y menos el Internet (solo el 4,8% de hogares cuentan con este servicio) son lujos que no forman parte de su vida cotidiana.
El pueblo donde la solidaridad nunca estuvo en cuarentena
El amanecer en Ccatcca es único, el típico cielo cusqueño y los cerros vestidos de los más hermosos colores andinos acogen a miles de familias que han heredado sus tierras y tradiciones. Pero eso no basta para que en el futuro sus niños y adolescentes tengan las mismas oportunidades; y eso se evidenció aún más al iniciar la emergencia sanitaria.
Afortunadamente, ninguna pandemia pudo detener el buen corazón de un grupo de profesores locales liderados por la docente Delia Quispe, que con el apoyo de World Vision, la Municipalidad Distrital Ccatcca y la UGEL Quispicanchi idearon una iniciativa para que los niños de su comunidad continúen estudiando a pesar de sus limitaciones de medios de comunicación.
Ellas diseñaron los cuadernos de autoaprendizaje “Mágicaventuras” y audios con cuentos en quechua para llevarlos a las comunidades rurales más alejadas y las niñas y niños puedan continuar aprendiendo matemáticas, comunicación, ciencia, arte, personal social, entre otros cursos claves para su educación básica regular.
Los audios con los cuentos son difundidos por los presidentes comunales en coordinación con la APAFA, a través de los altoparlantes comunales; y los cuadernos son entregados a los niños para luego ser revisados por los docentes. A la fecha casi 2500 escolares de primaria de 30 colegios han sido beneficiados con este importante material, que les ha brindado una oportunidad de desarrollo, porque como bien dicen: “la educación no puede parar”.
Esta iniciativa de solidaridad se viene realizando en coordinación con el gobierno local y un equipo técnico de docentes. En la primera etapa del proyecto, la UGEL apoyó la iniciativa y se espera seguir llegando a un mayor número de niños, pues para World Vision, la plenitud de cada niño y niña no conoce de distancias.
¡Aliados en la educación!
Además de la ayuda humanitaria que viene desplegando World Vision en varias regiones del país, también colabora con el Ministerio de Educación con diversos materiales para que todos los niños y niñas puedan continuar estudiando en sus entornos familiares. Otro aporte importante es la capacitación que ha brindado a más de 3000 maestros de Cusco, Ayacucho, Áncash, La Libertad, Lima, Tacna, Tumbes y Huancavelica, con el objetivo de otorgarles mejores herramientas educativas para lograr un mejor aprendizaje remoto.
¿Cómo puedo ayudar a fomentar la educación de los niños y niñas más vulnerables del Perú?
En World Vision lo hacemos fácil para ti. Así como los profesores locales que ayudaron a los niños de comunidades aisladas pudieron aportar su grano de arena en el proyecto Allin Ruway, tú también puedes colaborar desde casa apoyando el desarrollo de la educación infantil con un aporte pequeño o compartiendo nuestros blogs con tus allegados.